El Derecho a una Sexualidad Plena

Por Nicole Baumgartner L.

Considero que un primer paso fundamental es comprender e identificar las afectaciones en la sexualidad tras el abuso sexual, para así poder transformarlas o cambiarlas.

“Al identificar cómo fui heridx y qué me fue robado, puedo comenzar a hacer cambios”.

Si bien un primer paso se relaciona con el reconocimiento de los impactos en la sexualidad, la invitación es a la sanación de la herida sexual a partir de esa toma de conciencia.

Hace años, en el primer grupo para sobrevivientes de violencia sexual que realizamos con una colega terapeuta a quien estimo mucho, recibimos un gran regalo de parte de las participantes al finalizar el taller:

Una foto de un jarrón japonés con la siguiente frase:

“Los japoneses creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso, por eso reparan los objetos rotos con oro. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, éstos se acentúan y celebran, se han convertido en una prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia, la capacidad de recuperarse y hacerse más fuerte”.

Y creo que esa es la invitación, a embellecer y llenar de “riqueza” esas grietas. A desarrollar un “crecimiento post- traumático” y a reconstruir-nos para hacer de esos orificios de dolor una oportunidad creativa, para recorrer con luminosidad la sombra de esos huecos.

Todos estos impactos que hemos ido revisando no son determinantes y pueden ser trabajados si sientes que te incomodan y limitan la vivencia plena de tu sexualidad.

¡Por el derecho a una sexualidad plena tras el abuso sexual!

Sexualidad Consentida: No es No

Por Nicole Baumgartner L.

“NO puede signigicar SI”

¡Porque es necesario desterrar los mitos que fomentan la violencia sexual!

Muchas veces me ha tocado oír: “cuando dice que no es que en realidad sí quiere”. “Al principio siempre se resisten”. “El no es para hacerse la difícil, pero si insistes verás que termina cediendo”.

Esta visión voluble del consentimiento femenino, como algo sujeto a cambio a través de la presión, justifica los actos transgresivos: Eso no es seducción ni conquista, es violencia.  

Esto se une a otros mitos sexuales reflejados en comentarios desafortunados tales como: “Los hombres son calientes, siempre quieren”, “si quiere sexo hay que darle, sino se irá con otra”.

Esta idea de un deseo irrefrenable e incontinente como parte de la “naturaleza” masculina, el cual debe ser saciado a toda costa, promueve una justificación ante el acoso.

Insitir a pesar de las negativas es violencia.

NO es NO.

¿Qué es lo traumático del trauma sexual?

Por Nicole Baumgartner L.

¿Qué es lo más doloroso del trauma sexual?

¿Qué es lo traumático del trauma?

Podemos suponer que el o los hechos de violencia sexual son aquellos que marcan más fuertemente a las personas.

Pero el trauma tiene 3 momentos: lo que pasa antes, durante y después del hecho en sí.

Y en el 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶é𝘴 me gustaría detenerme, porque aquí se aloja mucho del dolor de lxs sobrevivientes:

¿Cómo reaccionó tu entorno?

“Me creyeron”, ‘Me apoyaron”, “Recibí contención”, “Me protegieron”.

O…

“No me creyeron”.

“Me culpabilizaron”.

“Me responsabilizaron”.

“Me cuestionaron”.

“Me retaron”.

“Me castigaron”.

Cuando hablamos de cómo reaccionó el entorno no se trata sólo de aquellos cercanos a quienes se les devela lo que sucedió, sino también a cómo responde la sociedad, el sistema de justicia, el sistema policial, la prensa, el sistema de salud.

¿Cómo estamos respondiendo como sociedad?

Nuestra reacción puede ser de gran ayuda o puede afectar aún más.

¡No sumemos más daño sobre el daño!

6 Claves para recuperar mi Sexualidad tras el Abuso Sexual

Por Nicole Baumgartner L.

Tu Consentimiento es el punto indispensable de inicio.

Justamente aquello que fue transgredido durante el abuso sexual es nuestro consentimiento. Tu voluntad de participar en la actividad sexual es lo primero y más importante. Si no quieres o estás en duda, respeta lo que estás sintiendo en ese momento. A su vez, respeta el consentimiento del otrx.

Establecer tus propios límites y sexualidad a tu medida.

Si hay ciertas posturas, formas, ritmos o situaciones sexuales que despiertan en ti ansiedad o malestar, simplemente no forzarte a ello. Ya que si lo haces, intensificas las sensaciones negativas y se repite el hacer algo sexual que no deseas realmente. Ahora, quieres explorar, ¡bienvenido!

Contactar con tu deseo y aquello que te gusta y lo que no, te ayudará a poner tus límites con mayor claridad y firmeza.

El autocuidado al vivir tu sexualidad es muy importante.

No exponerte a situaciones que te dañen, que puedan ser potencialmente riesgosas y repetir posibles trangresiones del abuso sexual. Toma precauciones para sentirte segurx y cuidar de ti como mereces. ¡Y a disfrutar!

Poner el foco en el presente.

Pueden emerger recuerdos de la experiencia del abuso en la actividad sexual presente. Es útil pensar: estoy aquí, ahora y con una/s persona/s distinta/a a quien/es me agredió. Ayuda observar los detalles del entorno y a quien tengo al frente, separando y distinguiendo el pasado de mi actualidad: “ahora estoy a salvo”.

La Autoexploración y el Autoconocimiento sexual puede ser tu puerta de entrada.

Si te cuesta compartir tu sexualidad con otrxs, puedes comenzar a explorar contigo mismx y tu cuerpo en soledad, a tu propio ritmo y hasta donde sientas cómodo y accesible para ti en cada momento. El conocerte y (re) descubrirte sexualmente puede ayudarte a refrescar y descondicionar tu sexualidad, experimentándola de un modo diferente al aprendido a partir del abuso sexual.

Lo que es grato y te da placer es tu brújula.

Tienes derecho a disfrutar sin culpa por lo sucedido. Puedes sentir goce sexual en situaciones similares a las vividas durante los abusos sexuales y ello no significa que se esté repitiendo, mientras sea consentido y placentero. Tu deseo y placer son esenciales, a diferencia de la situación del abuso, donde importante era el deseo transgresivo de quien agredió.

¿Sabes cuáles son los impactos más comunes en la Sexualidad tras el Abuso Sexual?

Por Nicole Baumgartner L.

¿Cómo se ve afectada la sexualidad después del abuso sexual?

Ésta es una pregunta frecuente de las personas sobrevivientes de abuso sexual.

¿Será esto que me pasa con mi sexualidad una consecuencia del abuso que viví? ¿Le pasará a otras personas? ¿Seré sólo yo?

Muchas veces puedes estar viviendo tu sexualidad con algunas dificultades sin tener la claridad de cómo eso es una huella del pasado.

Una vez una mujer en la consulta me dijo: “no sabía que eso que me pasa con mi sexualidad tenía que ver con el abuso, pensé simplemente que algo estaba mal en mí”. Y resultó ser un alivio para ella saber que ese malestar sexual era producto del abuso y que se podía trabajar.

Si bien el haber sobrevivido al abuso sexual no necesariamente implica un determinado impacto, hay ciertas afectaciones más frecuentes que pudieses estar viviendo en tu sexualidad tras el abuso sexual. A su vez, la sexualidad se construye en base a diversas experiencias: la violencia sexual es una de ellas, dentro de muchas otras. El cómo vivamos nuestra sexualidad hoy será la respuesta a un entramado variado de vivencias y aprendizajes. Así que la invitación es a que mantengamos esa mirada amplia.

Una vez dicho eso, revisemos a continuación los impactos más frecuentes en la sexualidad tras el abuso sexual:

  • “Me cuesta disfrutar y sentir placer durante el sexo”

Dificultad para disfrutar y sentir placer en la actividad sexual.

Tu sexualidad puede haber quedado teñida por el abuso sexual. El sexo puede ser visto como algo peligroso o negativo, equiparándolo al abuso sexual. Puedes relacionar el placer con culpa, vergüenza, dolor, miedo, rabia, ansiedad o asco.

“El sexo me parece sucio y dañino, me cuesta separarlo de lo que me pasó y no la paso bien. Me angustio cuando siento excitación y eso me apaga”.

  • “¿Quién necesita sexo de todos modos?”

Poco interés, evitación y rechazo hacia la actividad sexual.

Una forma de manejar la intensidad de sensaciones, emociones y memorias que pueden surgir durante el sexo es evitarlo en su totalidad. Esto te puede llevar a evadir cualquier situación que pueda conducir al sexo, como el conocer a alguien, el contacto corporal y la cercanía física.

“Viviría mucho mejor en un mundo donde no existiese el sexo”.

“Cuando sé que puede darse una oportunidad de algo sexual me da ansiedad, así que prefiero alejarme. Me afecta, porque me gustaría poder disfrutar de mi sexualidad”.

  • “¿Sexo como obligación?”

Dificultades para decir que no al sexo.

Durante el abuso sexual tu consentimiento no fue respetado, por lo que puede ser difícil para ti hoy expresarlo.

A veces puedes tener relaciones sexuales cuando realmente no quieres o realizar ciertas prácticas sexuales que preferirías no hacer. Puedes tener sexo por el otrx más que por ti mismx, haciéndolo por obligación y como un deber. Hacer algo sexual que no quieres en base al deseo del otrx puede llevarte de nuevo al lugar del abuso, aumentando tu malestar y sintiéndote afectadx emocionalmente después del sexo.

“Siento la obligación de complacer a mi pareja y aunque yo no quiero, lo hago igual.

Siento que tengo que cumplir y yo me dejo a un lado”.

  • “El sexo como el único camino”

Dificultades para cuidarte, poner límites y sensación de pérdida de tu poder de defensa y protección al tener un acercamiento sexual.

Corres riesgos, te es difícil discriminar con quiénes compartirte o estás excesivamente disponible. Durante el abuso no fuiste invitadx a establecer tus límites, por lo que puede ser difícil para ti hoy establecerlos y distinguir cuáles son tus necesidades.

“Tengo relaciones sin protección si la otra persona me lo pide”.

“Tuve mucho sexo cuando en realidad quería afecto. Después me sentía usadx, sucix, vacíx… me sentía así porque no reconocía mis propios límites y deseos”.

  • “¿Qué quiero yo en el sexo?”

Dificultades para reconocer y comunicar tus deseos y necesidades.

Durante el abuso sexual lo que sentías y querías no fue escuchado ni respetado. A su vez, el abuso sexual suele ser silenciado y llevado en secreto mucho tiempo. Esto puede acompañarte luego en tu vida sexual, poniendo al sexo en un lugar de secreto y vergüenza, por lo que no expresas lo que necesitas o incluso lo desconoces.

“Me acostumbré a no escucharme, a no decir lo que quiero. No sé ni siquiera qué es lo que me gusta ni lo que deseo”.

  • “El pasado tiñe mi sexualidad presente”

Recuerdos, emociones, sensaciones e imágenes perturbadoras del abuso sexual pasado aparecen e interfieren en tu experiencia sexual presente. Estos son los llamados “flashbacks”.

Puedes así sentir reacciones automáticas desagradables y negativas ante el contacto corporal y sexual. Por esto puedes llegar a evitar las relaciones sexuales, el acercamiento a potenciales compañerxs sexuales, el contacto corporal o tomar alcohol u otras sustancias para intentar relajarte durante el acto sexual y así no sentir estos recuerdos.

“Durante el sexo siento una emoción que me desborda, me pongo a llorar y no entiendo bien qué me pasa”.

“A veces durante la relación sexual me vienen imágenes del abuso y trato de mirar a mi pareja para notar que no es esa persona”.

  • “Fuera de mi cuerpo”

Desconectarte y no estar del todo presente en el encuentro sexual.

Observarte desde fuera, “irte” a otro lugar mentalmente, estar emocionalmente distante, no presente y dejar de sentir.

“Tengo dificultades para sentir sensaciones durante el sexo, es como si se me adormeciera el cuerpo o como si no estuviera realmente ahí. Me voy”.

  • “¿Puedo volver a confiar?”

Sientes temor de ser agredidx sexualmente de nuevo, inseguridad y desconfianza con otrxs.

Por eso puedes tener dificultades para abrirte, generar intimidad y cercanía con otras personas.

“Me cuesta tener una relación profunda con alguien, como si tuviera un muro. Me da miedo que me hagan daño, sentirme vulnerable”.

“Evito conocer a alguien y acercarme, porque no sé cómo saber si puedo confiar”.

  • “¿Fantasías no deseadas?”

Fantasías no deseadas se entrometen en tus experiencias sexuales. Pensamientos o imágenes sexuales intrusivas o que perturban aparecen sin tu control, muchas veces relacionadas a situaciones abusivas.

Fue muy enriquecedor cuando, en un encuentro grupal sobre la sexualidad tras el abuso, una valiente mujer sobreviviente se atrevió a compartir algo que guardaba en secreto dentro suyo con vergüenza y enjuiciamiento: “cuando me excito o para excitarme tengo fantasías sexuales con situaciones donde soy violentada. Me complica porque quiero poder disfrutar de otra forma”. Tras ello otra mujer dijo: “a mí también me pasa, pensé que era la única”. El hecho de poder compartir esa experiencia fue algo en sí muy sanador.

Placer!!!

El Placer primario.

El placer de sólo estar vivx. El experimentar el estado de presencia, de contemplación sin la necesidad de cambiar nada, simplemente nos entregamos a la experiencia (¡lo cual es muy importante también para disfurtar de la actividad sexual!). Este placer puede relacionarse con los estados de meditación, donde surge el SER más que el hacer.

El Placer del alivio del dolor.

Cuando vivimos situaciones dolorosas, no hay mejor consuelo que el contacto físico afectuoso. El contacto humano afectuoso es el placer físico natural más sanador. Eso queda en evidencia cuando un bebé nace tras el arduo proceso de parto y es recibido por los brazos cálidos de su madre. El auto-toque amoroso, el contacto con nuestra propia piel, también puede resultar aliviador, contenedor y placentero.

En relación a la sexualidad, muchas veces este placer del alivio del dolor puede dificultar el placer sexual, principalmente en personas que sienten dolor al tener actividad sexual.

También hay quienes disfrutan, sienten placer y excitación sexual a través del dolor.

Placeres elementales: risa, juego, movimiento y expresión vocal.

Placeres sencillos, cotidianos, lúdicos, que no requieren de mucho, pero que a la vez nos cuesta permitirnos en ocasiones. Reírse, jugar (que es hacer algo simplemente porque es divertido), bailar, cantar, expresarnos vocalmente: “Ohhh”, “¡Bravo!”, “Wow”, “Mmmmm…”. Como en la actividad sexual, cuando al experimentar un orgasmo surge un intenso gemido de placer.

Placeres mentales.

Relacionados con el intelecto, el placer por aprender, conocer, investigar y adquirir conocimientos. El placer también de una interesante conversación que estimule la mente, ésta conversación puede ser con otrxs o un diálogo interno enriquecedor. ¿Qué tipos de pensamientos suelen habitar mi mente? ¿Qué monólogos tengo? ¿Placenteros? ¿No tanto? Muchas veces los las conversaciones internas negativas pueden inhibir mi respuesta sexual placentera.

Placeres afectivos o emocionales.

El placer de conectar con ciertas emociones, tales como el amor (llenando de oxitocina nuestrx cuerpx) y todas sus derivaciones: agrado o gusto por algo o alguien, entusiasmo, confianza, dicha, júbilo, etc. Y no olvidemos el éxtasis de un encuentro sexual con alguien con quien tenemos una bella conexión afectiva.

Placeres sensuales.

Estos están relacionados con nuestros 5 sentidos: olfato, tacto, visión, audición, gusto. El hecho de sentir el viento en la piel, observar un lindo paisaje, comer algo rico, escuchar el sonido del mar, etc. Somos sensuales al conectarnos con todas las posibilidades de nuestros sentidos. La sensualidad puede por tanto potenciar nuestro placer sexual y es, de hecho, su base. Es estar presetes en nuestrx cuerpx.

Placeres sexuales.

Recién aquí entramos en el terreno “propiamente sexual”… Hay muchos placeres más, que sin duda potencian el placer sexual. Los placeres sexuales nos acompañan desde el inicio de nuestra vida hasta la muerte. A través de nuestros placeres sensuales podemos erotizar los sentidos (tacto erótico, visión erótica, sonidos eróticos, etc.) y experimentar placer sexual. Junto con la excitación y el erotismo, el orgasmo es otro placer sexual fundamental. ¿Pero sabías que el orgasmo no es equivalente a la satisfacción sexual? Puedo sentir satisfacción en un encuentro sexual sin tener un orgasmo y viceversa.

Placeres espirituales.

Placer vinculado a una conexión con lo divino, algo superior o más grande que unx mismx. La sexualidad sagrada conecta el placer sexual con la espiritualidad.

Unas cuantas reflexiones…

Para mí la sexualidad va mucho más allá de la actividad sexual y se relaciona con la capacidad amplia de sentir placer (y todas las posibilidades que nuestro cuerpo nos da para ello) y disfrutar de la vida. Todos estos 8 placeres tienen relación con nuestra sexualidad y específicamente cada uno de estos placeres influyen en la capacidad de sentir placer en la actividad sexual.

Es interesante revisar ahora esos 8 placeres en nuestra vida y cuánto PlaSer nos permitimos.

¿Cuál es tu relación con cada uno de estos 8 placeres?

(Fuente de Referencia: S. Resnick)

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